De los 15 a los 18 años los chicos y chicas empiezan a trabajar en la Unidad Esculta. Este es un momento crucial para las ideas, los interrogantes y las ambiciones. Los Escultas empiezan a perfilar su personalidad definitiva. El grupo de convivencia empieza a cobrar una enorme importancia y se hacen hombres y mujeres activos. No aceptan el ocio pasivo y dirigido que se oferta a los jóvenes.

Elaboran sus propios proyectos, abiertos al servicio comunitario, se abren a la sociedad y afianzan su pertenencia y responsabilidad ciudadana. Conciben sus propios “proyectos de cambio” y “empresas” desde la idea hasta la ejecución, con la mera supervisión del educador adulto. Se responsabilizan de sus acciones y se impulsan en su propia motivación. Son ellos y ellas quienes idean las actividades que van a realizar y en muchas ocasiones, quienes las dirigen.